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El avión de la plandemia ya se estrelló

Supongamos que eres un piloto de avión.

Cuando hiciste la instrucción, te enseñaron muy bien cuáles son las alarmas que suenan cuando la nave tiene graves problemas que no la hacen apta para el vuelo.

Aún así, ahora la aerolínea para la que trabajas te dice que “hay que seguir volando el avión, en este momento no podemos pararlo” (y tú sabes bien que es estrictamente por razones económicas).

Así que pides pista, y aceleras para despegar, completo de pasajeros.
SABIENDO BIEN…

Lo que está en juego

No, la vida de la tripulación y el pasaje no te importa que esté en juego.

Por eso, desoyendo todas las alarmas, haciéndole caso a tus jefes -los dueños de la aerolínea- sin respeto por la vida de los demás (ni de la tuya), coges velocidad por la pista, mientras las luces rojas en la cabina te enrojecen más la cara y las alarmas ya suenan atronadoras, intentas despegar una vez más la obsoleta aeronave y te comes la valla, pasas la autopista y te estrellas contra la estación de servicio del otro lado.

El avión explota y muere mucha gente, otra queda inválida de por vida.
La escena es dantesca.
Milagrosamente sales vivo.

Cuando pasan unos días los damnificados y los familiares de los muertos te reclaman.

Y tú alegas:
“Mi trabajo era seguir las intrucciones de mis jefes”
“Muchas veces volé aviones así y no pasó nada grave”
“NO SABÍA LO QUE PODÍA PASAR”

Pero sabes que mientes.
Sabes que NO PUEDES NO SABER.
Porque TU RESPONSABILIDAD ES SABER.
Las alarmas sonaban y no te importó.
Lo único que te importó era mantener los privilegios socioeconómicos que tenías “muy por encima de la media”.
Si eso implicaba condenar a muerte a gente inocente no era importante.
¿Entiendes?
Y esto no es un cuento.
Ha pasado, y está pasando de verdad.

Por eso, ahora que los “médicos”, “especialistas”, “científicos”, ante la magnitud del desastre que ya toma estado público y no es posible seguir ocultándola, intentan apelar a la “obediencia debida” a los organismos internacionales tipo OMS, o argumentando “que no sabían” lo que podía pasar, sus endebles justificaciones carecen de toda validez.

Porque NO PUEDEN NO SABER, porque

Se saltaron todas las alarmas

– La alama del “primun non nocere”.
– La alarma de avalar la aplicación de una substancia en etapa experimental.
– La alarma de inocular a niños y jóvenes que no tenían el más mínimo factor de riesgo de contraer la supuesta “enfermedad”
– La alarma de que se inocule a toda la población indiscriminadamente sin evaluar antecedentes previos.
– La alarma de ver con sus propios ojos que mientras los medios hablaban de “desborde”, los hospitales estaban desiertos, etc. etc.

El Juramento Hipocrático para qué

Por lo cual, faltaron no sólo al juramento hipocrático, sino a todo aquello que indica el ejercicio de su profesión, además del más elemental sentido común.

Lo que más asco provoca es que callaron, permitieron y avalaron la inoculación en quienes son inocentes de toda inocencia, bebés y niños.
Y todo porqué?: porque su principal preocupación no es tu salud, es mantener los privilegios socioeconómicos que les dá su profesión.

La responsabilidad

Ellos se rien ¿que es eso?, para eso tenemos los colegios de médicos, donde nos asociamos y organizamos para zafar de todas las cagadas que hacemos.

El avión de la plandemia ya se estrelló y ellos quieren hacerse los “orejas”.

ASCO DAN.

NI OLVIDO NI PERDÓN.