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Ya cinco años de uno de los momentos más repugnantes que nos toco como vivir como sociedad y que jamás olvideramos (aunque algunos si están dispuestos a hacerlo). 

Y es que todo lo sucedido durante la farsa de la plandemia parece que se quiere olvidar.

Nadie quiere nueva información al respecto que le haga sentirse como un ignorante, miedoso o crédulo, o dueño de una voluntad manejable y perfectamente manipulable. 

Este 2 de diciembre de 2024  la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU ha publicado el informe “Revisión posterior a la acción de la Pandemia de Covid-19: lecciones aprendidas y un camino a seguir”.

Durante dos años, el Subcomité Selecto para la Pandemia de Coronavirus ha llevado a cabo la investigación más exhaustiva realizada hasta la fecha: entrevistas y declaraciones de los responsables y gestores, documentos administrativos y farmacéuticos, cartas de investigación y revisión de hasta más de un millón de páginas documentales… que cambian radicalmente el relato que teníamos de la pandemia.

Entre otras cosas este informe,de más de 500 páginas, reseña lo siguiente:

– El origen más probable del virus Covid-19 fue una fuga del laboratorio de Wuhan.

Fué y es un virus creado por el hombre, que apunta a un experimento financiado por EE.UU.

No obstante nosotros seguimos pensando que no hubo virus jamás, pero claro admitir eso ya sería la hostia.

– La obligatoriedad del uso de mascarillas

no provenía de una evidencia científica concluyente para la prevención de la enfermedad. 

– El distanciamiento social de “metro y medio”

que cerró escuelas y pequeñas empresas en todo el país, fue una medida arbitraria tampoco basada en la ciencia (para más inri, el Dr. Fauci testificó que esta medida “simplemente apareció”, sin más).

– Los confinamientos fueron ilegales

Los encierros domiciliarios prolongados causaron un “daño irreparable” no solo a la economía, sino también a la salud mental y física de la gente.

– La vacuna no detuvo la propagación ni la transmisión del virus

Su aprobación, a pesar de la advertencia científica de la probabilidad de eventos adversos, fué una decisión política, no sanitaria, por lo que su obligatoriedad (y el pasaporte de marras) no estaba respaldada por la ciencia, y causó más daño que bien.

Obligar a ciudadanos sanos pisoteó las libertades individuales y no tuvo en cuenta la libertad médica. 

– Funcionarios de salud cómplices de la farsa

Para poder sacar al mercado e implementar la inoculación de la vacuna experimental como único medio de control de la enfermedad, los funcionarios de salud pública participaron en un esfuerzo coordinado para ignorar la inmunidad natural, así como descalificaron otros fármacos eficaces ante la enfermedad.

– Se ejerció la censura de la información no oficial relativa a la pandemia:

los funcionarios de salud pública a menudo desinformaron.

A su vez, la Administración empleó métodos antidemocráticos y probablemente inconstitucionales, e incluso presionó a las compañías de redes sociales para censurar contenidos.

– Falta de eficacia y transparencia 

en el uso de fondos de los contribuyentes y de los programas de ayuda creados para abordar la pkandemia, habiéndose comerido corrupción, estafas y abuso de forma generalizada.

– La respuesta de la OMS a la plandemia

Fué un “fracaso rotundo”, y con su Tratado de Pandemias puede dañar la soberanía de un país como EE.UU. (de España ya ni hablamos).

https://www.elmundo.es/cataluna/2024/12/20/6765c25de4d4d8ba388b457e.html