Tu forma de actuar determinará cómo te tratarán los demás: a la larga, una presencia vulgar o común hará que la gente te pierda el respeto.

Porque un rey se respeta a sí mismo e inspira el mismo sentimiento en los demás.
Al adoptar una actitud de rey mostrando confianza en tu propio poder, lograrás que te consideren destinado a llevar una corona real sobre tu cabeza.