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Pues sí, eso pensamos, y lo pensamos porque se dan estas circunstancias:
- El gobierno crea constantemente leyes para regularlo todo. Unas leyes (a veces, grotescas) que se aplican con enorme rigor sobre los ciudadanos, pero que tu propio gobierno se salta impunemente cuando le viene en gana.
- Eres perseguido, acosado, señalado, despreciado, incluso criminalizado institucionalmente, al expresar una opinión o un punto de vista que no encaja con la narrativa oficial/gubernamental de los hechos.
- Necesitas un permiso para casi todo.
- El gobierno pretende controlar los aspectos más íntimos de tu vida, como tus hábitos de salud, de alimentación, tu modo de relacionarte, o, incluso, tu forma de hablar.
- En las escuelas y colegios adoctrinan a tus hijos con ideologías diametralmente opuestas a tus valores sin que puedas hacer absolutamente nada para impedirlo.
- El gobierno toma el control del poder legislativo y el judicial.
- Los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado están al servicio del gobierno y no del pueblo.
- El gobierno puede quitarte la custodia de tus hijos amparándose en leyes que van en contra de los derechos humanos.
- Puedes ser multado, detenido, e incluso encarcelado, por expresar tu opinión o tus creencias.
- El gobierno te roba mediante impuestos y tasas abusivos que no puedes eludir (comida, gasolina, luz, agua…).
- La clase política vive a cuerpo de rey mientras que millones de ciudadanos viven precaria o miserablemente.
- El gobierno te coarta o te impone medidas que violan tu integridad física o mental, o tus derechos fundamentales, y te multa o encarcela si no las cumples.
- El pueblo es despojado de su legítima soberanía, constitucionalmente reconocida.
- El gobierno soborna y utiliza a los medios de comunicación para hacerse propaganda, criminalizar a sus opositores y dividir y enfrentar a la sociedad.
