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Los borregos han invadido las calles, lo han ocupado todo: la política, la televisión, los periódicos, las mesas de los bares, todo.
Los borregos campan a sus anchas y te imponen cómo educar a tus hijos, qué puedes decir, qué es bonito y qué es feo, qué tratamiento médico tomar y cómo pagar por un café en el bar.
Los borregos campan a sus anchas y si ven pasar un pensamiento no alineado, lo muerden.
Los borregos se alían con otros borregos alineados y forman un ejército de frentes bajas.
Millones de frentes bajas gritando banalidades, plantando sus banderitas en vuestros estados de ánimo libres, hasta que un día todos los pensamientos libres sean censurados, borrados y olvidados.
Los que nos resistimos a los borregos somos:
Los que tenemos publicaciones censuradas y perfiles bloqueados.
Los que hemos renunciado a todo para seguir siendo fieles a nosotros mismos.
Los que nos indignanamos, aunque ya no tengamos aliento para gritar.
Los que seguimos amando
Los que seguimos pensando
Los que seguimos luchando aunque los monstruos parezcan invencibles.
Sin embargo, los borregos campan a sus anchas, los borregos han invadido las instituciones, los medios de comunicación, las calles, las mesas de los bares, todo.
Los borregos lo han ocupado todo.
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