El Proyecto para la Intensificación de la Precipitación (PIP) se llevó a cabo en España entre 1979 y 1981 y movilizó los recursos de decenas de países coordinados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
(VÍDEO AL FINAL)
La idea de que se podía provocar lluvia sembrando las nubes con sales había surgido en Estados Unidos en 1940.
Las pruebas habían consistido en añadir sales a nubes superenfriadas para provocar la formación de núcleos higroscópicos que atraparan el vapor de agua y facilitaran la formación de gotitas de lluvia.
Los primeros intentos fueron con hielo seco y después se vió que la sal de las placas fotográficas, el yoduro de plata, tenía la estructura ideal para este tipo de experimentos.
“Durante décadas se estuvieron probando varios sistemas, pero eran experiencias no muy coordinadas y se hacían en diferentes lugares del mundo con resultados dispares”, explica el meteorólogo José Miguel Viñas.
Así que la OMM quiso hacer una experiencia controlada y convocó a sus miembros a un gran experimento, que fue el proyecto PIP.
Tras una minuciosa evaluación el comité ejecutivo recomendó dos posibles emplazamientos, uno en Australia y otro en España, y en abril de 1978 se decidió que fuera en España por la situación geográfica “muy ventajosa para la participación de la mayoría de países que deseaban tomar parte en el proyecto.
Decenas de países coordinados por al Organización Meteorológica Mundial (OMM) se dieron cita en España, concretamente en Valladolid, equipados con globos, sondas y aviones e intentaron sembrar nubes desde la base aérea de Villanubla.
Los experimentos se realizaron en una extensión de 50.000 km2 de la cuenca del Duero.
Lo que se hacía, sobre todo, era intentar buscar dos nubes similares, sometidas a los mismos procesos, de forma que se pudiese intervenir en una y dejar a la otra evolucionar naturalmente, para tener una referencia (porque si intervienes sin una referencia realmente no se puede saber cómo podría haber evolucionado una nube sin ninguna intervención).
Sin embargo las nubes que se formaban en la zona no eran susceptibles de ser sembradas y no se obtenían resultados.
El esfuerzo humano y económico fue brutal para el poco fruto que dio.
Tras varias campañas, la OMM decidió abandonar.
¿Lo están consiguiendo ahora (aunque con otras pretensiones)
La ausencia de agua es incompatible con la vida misma.
Es, probablemente, nuestro bien más preciado y su escasez es una realidad hoy y una amenaza segura para nuestro futuro: un desafío para la Humanidad.
Este es el panorama en el que, por primera vez en la historia, el agua llega a la bolsa.
A lo mejor ahora entendemos la farsa del cambio climático y el porqué de la destrucción masiva de presas y pantanos por parte del puto PSOE y sus socios.
El Proyecto para la Intensificación de la Precipitación (PIP) se llevó a cabo en España entre 1979 y 1981 y movilizó los recursos de decenas de países coordinados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
(VÍDEO AL FINAL)
La idea de que se podía provocar lluvia sembrando las nubes con sales había surgido en Estados Unidos en 1940.
Las pruebas habían consistido en añadir sales a nubes superenfriadas para provocar la formación de núcleos higroscópicos que atraparan el vapor de agua y facilitaran la formación de gotitas de lluvia.
Los primeros intentos fueron con hielo seco y después se vió que la sal de las placas fotográficas, el yoduro de plata, tenía la estructura ideal para este tipo de experimentos.
“Durante décadas se estuvieron probando varios sistemas, pero eran experiencias no muy coordinadas y se hacían en diferentes lugares del mundo con resultados dispares”, explica el meteorólogo José Miguel Viñas.
Así que la OMM quiso hacer una experiencia controlada y convocó a sus miembros a un gran experimento, que fue el proyecto PIP.
Tras una minuciosa evaluación el comité ejecutivo recomendó dos posibles emplazamientos, uno en Australia y otro en España, y en abril de 1978 se decidió que fuera en España por la situación geográfica “muy ventajosa para la participación de la mayoría de países que deseaban tomar parte en el proyecto.
Decenas de países coordinados por al Organización Meteorológica Mundial (OMM) se dieron cita en España, concretamente en Valladolid, equipados con globos, sondas y aviones e intentaron sembrar nubes desde la base aérea de Villanubla.
Los experimentos se realizaron en una extensión de 50.000 km2 de la cuenca del Duero.
Lo que se hacía, sobre todo, era intentar buscar dos nubes similares, sometidas a los mismos procesos, de forma que se pudiese intervenir en una y dejar a la otra evolucionar naturalmente, para tener una referencia (porque si intervienes sin una referencia realmente no se puede saber cómo podría haber evolucionado una nube sin ninguna intervención).
Sin embargo las nubes que se formaban en la zona no eran susceptibles de ser sembradas y no se obtenían resultados.
El esfuerzo humano y económico fue brutal para el poco fruto que dio.
Tras varias campañas, la OMM decidió abandonar.
¿Lo están consiguiendo ahora (aunque con otras pretensiones)