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Analicemos el ODS número 15 de la #Agenda2030:

“Flora y fauna terrestres”

Los recursos naturales terrestres tienen un valor incalculable, especialmente para proveer de alimento y salud a las personas.

Sólo los bosques son fuente de sustento para casi una de cada cinco personas que habitan en la Tierra.

Hemos hablado del papel fundamental de la agricultura en la alimentación mundial, por lo que nos podemos hacer una idea clara de la importancia que la gestión de estos recursos esté en buenas manos y la dependencia que puede crear si no lo están.

Estos motivos suponen un reto estratégico en el plan de gobernanza ambiental a nivel mundial que nos quieren imponer.

Bajo la excusa de conservar y utilizar de forma sostenible la diversidad biológica y los ecosistemas, se arrogarán el derecho y la responsabilidad de gestionar estos recursos de forma global y limitar su uso y disfrute a solo unos pocos.

Uno de los sectores que más lo acusarán será el del turismo:

Si venimos de unas décadas en las que asistimos a la «democratización» del turismo, con viajes low-cost a casi cualquier lugar del planeta y opciones asequibles de movilidad y disfrute vacacional para todos, ahora veremos el efecto contrario, con restricciones al uso del avión, tasas por visitar y pernoctar en las ciudades, subida de precios en todos los servicios, limitaciones de aforos y una premisa general de devolver el lujo de poder viajar a los más ricos, que podrán seguir utilizando sus aviones privados sin mayores dificultades, a pesar de la «catastrófica crisis climática».

¿Cómo lo están haciendo?

– Suscribiendo pactos públicos-privados en organismos supranacionales para promover la gobernanza ambiental global y arrogarse el derecho de usar y limitar el disfrute de los recursos naturales.

– Estableciendo cuotas máximas de visitantes anuales, limitando el número de camas de hotel disponibles, poniendo restricciones a las opciones de turismo económico como el alquiler vacacional de pisos de particulares, establecerán «tasas verdes» para turistas, limitarán el acceso a ciertos atractivos turísticos, etc.

– Al haber una menor oferta turística subirán los precios de todos los servicios para establecer barreras de entrada económicas más altas y expulsar a los visitantes de menores recursos económicos, bajo el pretexto de ofrecer «un turismo de calidad y menos masificado».

– Restringirán por ley los vuelos nacionales, obligando a desplazarse en tren y limitarán por oferta y precio las opciones de vuelos internacionales, reduciendo el número de operadores

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