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Analicemos el ODS número 9 de la #Agenda2030:

“Industria, innovación e infraestructuras”

Palabras de Klaus Schwab, el presidente del Foro Económico Mundial, en su libro con el mismo título: “La 4ª revolución industrial ya está aquí”

De nuevo más de lo mismo: cambiar todos los sistemas industriales, económicos y sociales actuales por un nuevo paradigma basado en «tecnologías inteligentes» físicas, digitales y biológicas que son controladas por ellos.

Tecnologías que estarán basadas en la ingeniería genética, las neurotecnologías, la llamada inteligencia artificial, la nanotecnología, los robots, la biotecnología y las nuevas tecnologías de comunicación, combinadas y conectadas para controlar la vida de las personas.

Este nuevo modelo cambiará por completo, y en muy poco tiempo, la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, generando un auténtico Nuevo Orden Mundial, que afectará a las legislaciones, los marcos éticos, y la seguridad a nivel planetario.

Uno de los campos en los que más impacto tendrán será en el mercado laboral, ya que se busca la automatización de todos los procesos productivos, sustituyendo cualquier tipo de mano de obra humana.

Estos cambios serán tan rápidos y novedosos que solo se beneficiarán aquellos que tengan el dinero y los conocimientos para adaptarse al nuevo paradigma, el resto (la gran mayoría) quedarán a expensas de éstos.

Supondrá una sacudida al tablero de juego de la geopolítica y la seguridad mundial, ya que aquellos países que no se suban a este tren se quedarán fuera de juego. Y el billete para subirse será la aprobación de leyes ideológicas y la venta de las soberanías nacionales.

Pero esto no acaba aquí, porque toda esta revolución tecnológica no solo va a afectar a los modelos productivos, sino que se va a intentar alterar la propia naturaleza del ser humano.

Palabras de Klaus Schwab, el presidente del Foro Económico Mundial, en su libro con el mismo título: “La 4ª revolución industrial ya está aquí”

De nuevo más de lo mismo: cambiar todos los sistemas industriales, económicos y sociales actuales por un nuevo paradigma basado en «tecnologías inteligentes» físicas, digitales y biológicas y queson controladas por ellos.

Tecnologías que estarán basadas en la ingeniería genética, las neurotecnologías, la llamada inteligencia artificial, la nanotecnología, los robots, la biotecnología y las nuevas tecnologías de comunicación, combinadas y conectadas para controlar la vida de las personas.

Este nuevo modelo cambiará por completo, y en muy poco tiempo, la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, generando un auténtico Nuevo Orden Mundial, que afectará a las legislaciones, los marcos éticos, y la seguridad a nivel planetario.

Uno de los campos en los que más impacto tendrán será en el mercado laboral, ya que se busca la automatización de todos los procesos productivos, sustituyendo cualquier tipo de mano de obra humana.

Estos cambios serán tan rápidos y novedosos que solo se beneficiarán aquellos que tengan el dinero y los conocimientos para adaptarse al nuevo paradigma, el resto (la gran mayoría) quedarán a expensas de éstos.

Supondrá una sacudida al tablero de juego de la geopolítica y la seguridad mundial, ya que aquellos países que no se suban a este tren se quedarán fuera de juego. Y el billete para subirse será la aprobación de leyes ideológicas y la venta de las soberanías nacionales.

Pero esto no acaba aquí, porque toda esta revolución tecnológica no solo va a afectar a los modelos productivos, sino que se va a intentar alterar la propia naturaleza del ser humano.

Consideran que el ser humano es un producto defectuoso porque es fruto de una evolución ciega y quieren forzar una nueva evolución sirviéndose de la tecnología. De la mano de las ideas de Darwin, Nietzsche o Hegel pretenden crear un hombre nuevo, eugenésicamente perfecto, que supere la naturaleza biológica y sus limitaciones, como el dolor y la muerte.

Detrás de estas promesas de vida eterna lo que hay es un nuevo mercado en el que tener más salud, menos dolor o aumentar los años de vida se comprarán al peso, como en la carnicería, y solo estarán accesibles para los pocos que se lo puedan permitir. Y también un control absoluto sobre la vida de las personas, su salud, su economía, sus desplazamientos, sus relaciones sociales y sus ideas, porque todo estará digitalizado y toda esa información será controlada y analizada por los mismos.

En definitiva, una mezcla de ideología, intereses económicos y poder, bajo un marxismo tecnocrático que promete la felicidad universal, que desprecia la dignidad humana, que ensalza la praxis como único criterio de verdad, que desprecia la ética como un obstáculo al progreso, que persigue la religión como un mito del pasado y que impone el totalitarismo para conseguir la paz mundial.

«No tendrás nada y serás feliz».

¿Cómo lo hacen?

– Promoviendo legislaciones que levanten cualquier medida proteccionista o arancelaria de los Estados.

– Creando una cultura favorable a estos cambios a través de películas, series y libros futuristas en los que se pinta un futuro próspero gracias a la tecnología.

– Difundiendo regularmente falsas promesas de prolongación de la vida humana, curación de enfermedades y el fin de las desigualdades.

– Planteando la falsa dicotomía entre privacidad y seguridad, que genera una infravaloración de los derechos propios y de la intimidad personal en pos de un presunto bien mayor, en base a una amenaza inexistente.

– Creando un clima favorable hacia estas nuevas tecnologías, camufladas como avances tecnológicos que aparentemente nos faciliten la vida, como los sistemas populares de inteligencia artificial que permiten «hacer los deberes» o «hacen nuestro trabajo, sin que se entere el jefe». Cuando se entere el jefe verá que ya no eres necesario para hacer el trabajo.

– Prometiendo la vida eterna con implantes y medicina tecnológica, al mismo tiempo que se promueve una visión de la ética como el obstáculo que nos impide alcanzar la perfección humana.

– Digitalizando todos los aspectos de nuestra vida: nuestra identidad, nuestra salud, nuestro dinero, etc. para que sean más fácilmente controlables.

eugenésicamente perfecto, que supere la naturaleza biológica y sus limitaciones, como el dolor y la muerte.

Detrás de estas promesas de vida eterna lo que hay es un nuevo mercado en el que tener más salud, menos dolor o aumentar los años de vida se comprarán al peso, como en la carnicería y solo estarán accesibles para los pocos que se lo puedan permitir. Y también un control absoluto sobre la vida de las personas, su salud, su economía, sus desplazamientos, sus relaciones sociales y sus ideas, porque todo estará digitalizado y toda esa información será controlada y analizada por los mismos.

En definitiva, una mezcla de ideología, intereses económicos y poder, bajo un marxismo tecnocrático que promete la felicidad universal, que desprecia la dignidad humana, que ensalza la praxis como único criterio de verdad, que desprecia la ética como un obstáculo al progreso, que persigue la religión como un mito del pasado y que impone el totalitarismo para conseguir la paz mundial.

«No tendrás nada y serás feliz».

¿Cómo lo hacen?

– Promoviendo legislaciones que levanten cualquier medida proteccionista o arancelaria de los Estados.

– Creando una cultura favorable a estos cambios a través de películas, series y libros futuristas en los que se pinta un futuro próspero gracias a la tecnología.

– Difundiendo regularmente falsas promesas de prolongación de la vida humana, curación de enfermedades y el fin de las desigualdades.

– Planteando la falsa dicotomía entre privacidad y seguridad, que genera una infravaloración de los derechos propios y de la intimidad personal en pos de un presunto bien mayor, en base a una amenaza inexistente.

– Creando un clima favorable hacia estas nuevas tecnologías, camufladas como avances tecnológicos que aparentemente nos faciliten la vida, como los sistemas populares de inteligencia artificial que permiten «hacer los deberes» o «hacen nuestro trabajo, sin que se entere el jefe». Cuando se entere el jefe verá que ya no eres necesario para hacer el trabajo.

– Prometiendo la vida eterna con implantes y medicina tecnológica, al mismo tiempo que se promueve una visión de la ética como el obstáculo que nos impide alcanzar la perfección humana.

– Digitalizando todos los aspectos de nuestra vida: nuestra identidad, nuestra salud, nuestro dinero, etc. para que sean más fácilmente controlables.

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