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Analicemos el ODS número 7 de la #Agenda2030:

“Garantizar acceso a una energía asequible”

Uno de los factores más importantes en el desarrollo industrial de un país y una de las industrias que más dinero generan es la de la energía.

Actualmente, la mayoría de infraestructuras energéticas son de dominio y gestión nacional, lo que supone un obstáculo para los que quieren enriquecerse de ellas y controlarlas a gran escala.

Por esta razón, oímos cada vez más discursos reclamando un nuevo sistema energético que «sustituya las viejas y obsoletas infraestructuras» por un sistema energético transnacional, bajo el pretexto de la eficiencia, la sostenibilidad y el «deseo de llevar la energía a todos los rincones del mundo».

En los últimos años, la locura climática ha llevado a promover las llamadas «energías limpias» que no están suficientemente desarrolladas para sustituir a las energías tradicionales, provocando un aumento desorbitado de precios, cortes en los suministros, contaminación paisajística y que muchas personas no puedan acceder a esas fuentes de energía, por no poder costearlas.

Esta llamada «transición ecológica» es una amenaza para el progreso y el bienestar de muchos países, ya que al mismo tiempo se destruyen las fuentes de energía alternativas, como centrales térmicas o nucleares.

Una de las industrias que han llevado al extremo estas políticas son las automovilísticas, empujadas por legislaciones irracionales que esperan eliminar de la circulación a todos los vehículos de combustión en 2035.

Como consecuencia, la afluencia de coches eléctricos con autonomía reducida y precios desorbitados, amenaza con dejar sin medio de transporte autónomo a gran parte de la sociedad en poco tiempo.

El aumento de precios en energías como la electricidad, el gas o los combustibles fósiles afecta directamente a las economías familiares y a los pequeños negocios que no pueden asumir el aumento de costes y se ven abocados al cierre.

El aumento del coste de la vida, provocado por una inflación, provocada en muchas ocasiones, es un factor de empobrecimiento social, haciendo a los ciudadanos cada vez más dependientes de los subsidios de los estados.

¿Cómo lo están haciendo?

– Promueven legislaciones que prohíban y graven las energías tradicionales, aun cuando no haya alternativas equivalentes.

– Sustituyen las infraestructuras energéticas nacionales por un modelo centralizado transnacional, que concentre la gestión en pocas manos.

– Penalizaran a los consumidores que no puedan permitirse «energías limpias», limitando su movilidad y aplicándoles sanciones y cargos extraordinarios.

– Prohibirán progresivamente la circulación de vehículos privados, endureciendo cada vez más los requisitos e imponiendo medidas que dificulten y encarezcan la adquisición de estos vehículos.

– Imponen impuestos abusivos en el consumo de energía, enriqueciéndose a costa de servicios básicos, como la electricidad, el agua o el gas.

– Promueven las bondades de la pobreza energética en medios de comunicación, como solución al problema climático y como consecuencia de la sobrepoblación, generando un ambiente de crispación contra los que no se adhieran a estos principios.

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