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De los mejores discursos que he oído

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De los mejores discursos que he oído, lástima que al final se quede en eso, en un discurso. Aún así merece la pena escucharlo.

Excelente repaso de la senadora de VOX, Pepa Millán, a la ministra de Hacienda, Marisu Montero, a la que recuerda su pasado en la Junta de Andalucía.

Pincha en la imagen para ver el vídeo.

Pepa Millán

Dedicado a Pedro Sánchez «EL GOLPISTA»

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 59 segundos

Dedicado a Pedro Sánchez «EL GOLPISTA»

Dedicado a Pedro Sánchez "EL GOLPISTA"

Os compartimos texto original de Juan Manuel Jiménez Muñoz (Médico y escritor malagueño). Es una magnifica recopilación de duras verdades (que ademas sirven de denuncia) imprescindible para que los españoles sepan lo que le están haciendo a nuestra nación.

AQUÍ EL TEXTO ORIGINAL:

Lo siento, amigo lector. Sé que estás enredado en las compras navideñas, en instalar el Belén y el abeto, o en el desenlace del Mundial de Qatar. Siento joderte la fiesta, pero tengo muy malas noticias: desde hace exactamente tres días el Gobierno está dando un golpe de Estado. Supongo que te importará un carajo, que en tu devenir diario tienes (o crees tener) cosas más importantes entre manos (como pagar el recibo de la luz sin caer en la indigencia). No te lo reprocho. Pero, de aquí a nada, lloraremos lágrimas de sangre.

 

Toda la biografía del presidente Sánchez está cimentada en un conjunto de mentiras. Basó su campaña a la presidencia del Gobierno en cinco promesas concretas: (1) ser el adalid contra la corrupción; (2) no gobernar con Podemos; (3) no pactar nunca con Bildu; (3) hacer cumplir la sentencia del Tribunal Supremo contra los golpistas catalanes; (4) traer a Puigdemont a España para ponerlo a disposición de la Justicia y (5) tipificar el delito de referéndum ilegal. No ha cumplido ni una sola de sus promesas. Ha hecho exactamente lo contrario de aquello a lo que se comprometió, de aquello para lo que fue elegido por los españoles. Por no mencionar asuntos tales como entregar el Sahara a Marruecos y romper nuestra alianza del gas con Argelia sin dar explicación de ninguna clase, como un auténtico sátrapa. No hay antecedentes de un presidente del Gobierno que haya basado su presidencia en un listado de mentiras y en un listado de deslealtades. Sánchez no tiene legitimidad para hacer lo que está haciendo, porque nada de lo que hace se sometió a las urnas. En cambio, sí tenía legitimidad para hacer exactamente lo contrario.

 

El Gobierno nos tiene acostumbrados a semanas esperpénticas, pero el pasado viernes, en pleno puente de la Inmaculada, descubrimos que ya no hay límites para Sánchez y Podemos. Descubrimos que se deroga efectivamente el delito de sedición, y por lo tanto vamos a ser uno de los pocos países de la Unión Europea que se quede sin esta barrera para proteger al Estado. Descubrimos que se rebajan las penas del delito de malversación y, por tanto, gracias al incorruptible PSOE, ahora hay dos tipos de corrupción: la buena, que es la que le interesa al Partido Socialista (y a sus socios separatistas), y el resto. Y además, casi lo más grave de todo, descubrimos el descarado desmontaje de la separación de poderes del Estado y el fin de la independencia judicial: el Gobierno amenaza, literalmente, con meter en la cárcel a los jueces díscolos. Lo nunca visto.

 

En palabras pronunciadas ayer mismo por los indignados jueces del Consejo General del Poder Judicial, y de las que se hace eco la prensa española y extranjera, “estamos asistiendo al fin de la separación de poderes”, “el manoseo del Poder Judicial es espectacular”, “ESTO ES UN GOLPE DE ESTADO contra la Constitución”, “este es el momento más delicado de la democracia española desde el 23F”. Palabras muy duras pronunciadas por los jueces en época de villancicos, lotería, polvorones y fútbol. Palabras duras que, por desgracia, pasarán desapercibidas entre tantas luces navideñas y entre tanto escándalo que nos inmuniza. Palabras muy duras que recordaremos pronto. Pronto, sí.

 

Dentro de nada, si el Dios en quien no creo no lo remedia, tendremos una Confederación Cantonal de Repúblicas Ibéricas donde antaño estuvo España. Y la tendremos ante la mirada atónita de la inmensa mayoría de los españoles, que se preguntarán unos a otros: <<¿Cuándo demonios hemos votado esto? ¿Cuándo demonios se ha cambiado la Constitución? ¿Cuándo demonios dimos permiso a nuestros representantes políticos para este absoluto desmadre? ¿Cuándo demonios dimos permiso a Cataluña, a Navarra, al País Vasco, a Baleares, para que se separaran de España? ¿Cómo es que hay jueces condenados por no plegarse a las exigencias del Gobierno, mientras que los golpistas están todos indultados? ¿De qué manera sutil se ha convertido el Tribunal Constitucional en la sede del PSOE? ¿Cómo es que están en la calle los socialistas condenados por los ERE? ¿Quién es el hijo de perra que nos trajo esta ruina?>>.

 

¿Te asombras, lector? ¿Me tomas por loco? ¿Me tomas por alarmista? ¿Te preguntas cómo va a ser esto posible? Yo te lo diré, lector: igual que fue posible en Venezuela, en Rusia o en Nicaragua; apropiándose el Gobierno lentamente, con nocturnidad y alevosía, y con mucha vaselina, del Poder Judicial, del CNI, de los medios de comunicación, de una moribunda monarquía y de todos los resortes del Estado. En otras palabras: anulando los contrapesos del Gobierno tal y como ya ha anulado Sánchez los tradicionales contrapesos internos del Partido Socialista, un erial donde ahora sólo se convocan las Ejecutivas para aplaudir al líder y hacerle las debidas reverencias. O en otras palabras: convirtiendo un presidente democrático en un Caudillo Populista al estilo de Hugo Chávez, de Nicolás Maduro, de Daniel Ortega, de Pedro Castillo, de Vladimir Hijodeputin o de Pablo Iglesias Turrión. En un Caudillo Populista que, por cierto, ya ha expresado públicamente su máximo deseo de psicópata narcisista: “pasar a los libros de Historia” por desenterrar un cadáver. Manda huevos.

 

Si hay una imagen visual perfecta de lo que es un Caudillo Populista, tal vez sea la que publica esta misma mañana la prensa española. Dice la noticia:

 

<<Rebelión sindical en La Moncloa por el uso perverso de la normativa sobre el aire acondicionado: el Comité de Empresa de La Moncloa denuncia que, debido al decreto de ahorro energético, los trabajadores han de llevar abrigo y bufanda para soportar el frío, mientras en la “zona noble” del Palacio los políticos trabajan en mangas de camisa>>.

 

En eso, querido lector, consisten las dictaduras caudillistas cubana, argentina, rusa, venezolana, peruana, nicaragüense o norcoreana: mierda para el pueblo y oro para las élites. Economatos sin víveres para la población general, y caviar iraní para el Régimen. Calefacción para los líderes, y frío para los demás. Así de sencillo. Así de triste. No hay más misterio.

 

Varios amigos de toda la vida –que sé que me quieren bien– me aconsejan que deje de opinar en las redes sociales:

 

<<Este es un país cainita. Ten cuidado>>, dice uno. <<Sin querer, le haces el juego a la “derecha”>>, dice otro. <<No te vaya a ocurrir algo malo>> me advierte un tercero.

 

Llevan razón mis amigos. Pero precisamente por eso, porque me aconsejan no opinar, me veo en la obligación de opinar. Ellos, mis amigos, me sugieren que renuncie (aquí y ahora) a la libre expresión en base a un mal futurible que pudiese caer sobre mi cabeza. Pero no se dan cuenta mis amigos de que el futurible ya no es futurible: es actual, y se llama “acojonar al discrepante para acallar sus razones”. Y en todo caso, yo ya me he resignado a ser un saco de boxeo: gracias al Dios en quien no creo, soy perfectamente fusilable por ambos bandos. Cagoentóloquesemenea y mitad del cuarto más.

 

El mal ya no es futurible, amigos y amigas de las redes sociales. El mal ya está aquí. El mal se llama intolerancia, totalitarismo y guerracivilismo. El mal se llama ponerle a otro el sambenito de “fascista” o de “rojo asqueroso”. El mal se llama creer que nuestra bandera, la española, tan solo puede gustar a los “fachas”. El mal consiste en que te okupen la casa y tardes años en recuperarla. El mal se llama declarar “alertas antifascistas” y tomar la calle a la fuerza cuando ganan los adversarios. El mal se llama suprimir la Historia completa de España de los programas educativos. El mal se llama “rodear el Congreso” si no te gusta el resultado de las urnas. El mal se llama prohibir hablar en español en los colegios de Cataluña. El mal se llama apedrear los mítines del oponente político. El mal se llama tener sindicatos vendidos al Gobierno y al separatismo. El mal se llama decir que defiendes la sanidad pública mientras llevas a tus hijos a la Ruber. El mal se llama denominar a los escraches “jarabe democrático”. El mal se llama apoderarse lentamente de todo el aparato del Estado. El mal se llama indultar a los golpistas y aliarse con los filoetarras. El mal se llama que te expulsen del Congreso por decir que los filoetarras son filoetarras. El mal se llama sacar a los presos de ETA de la cárcel sin haber cumplido sus condenas y sin una pizca de arrepentimiento. El mal se llama amenazar a los jueces con la cárcel si no se pliegan a los deseos del Presidente del Gobierno. El mal se llama censura. El mal se llama que cualquier hombre sensato evite entrar a solas en un ascensor con una mujer desconocida. El mal se llama señalar y acosar desde el Gobierno a periodistas de prestigio (Vicente Vallés, Pablo Motos…) para callarles la boca. El mal se llama hacer pronto diputados a los delincuentes Junqueras y Puigdemont a mayor gloria del Partido Socialista. El mal se llama difamar al Fari (que en paz descanse) desde el Ministerio de Igualdad. El mal se llama afirmar que los jueces son «machistas e iletrados» cuando Podemos se equivoca al hacer las leyes. El mal se llama entregar el Sahara a los marroquíes porque te sale de los huevos. El mal se llama hacer un Código Penal a beneficio de los delincuentes. El mal se llama afirmar desde el Gobierno que los jueces son unos «fachas con toga», y que hay que sustituirlos por afines al Partido Socialista. El mal se llama tener a la población pasando frío mientras el Gobierno, en las habitaciones VIP del Palacio de La Moncloa, trabaja en mangas de camisa. Y el mal se llama, en resumidas cuentas, tener a un Presidente narcisista y mentiroso que, como Luis XIV (el Rey Sol), está convencido de que el Estado es Él. Él. Él. Él. Sólo Él.

 

Lo dicho, lector. Siento joderte la fiesta, pero la cosa está así. Y no olvides nunca lo siguiente: para que triunfe el mal, sólo hace falta que los buenos se inhiban.

 

Piensa, al menos, en qué lado de la trinchera te colocarás tú.

 

Firmado:

 

Juan Manuel Jiménez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.

 


 

 

 

Dedicado a Pedro Sánchez «EL GOLPISTA»

Dedicado a Pedro Sánchez "EL GOLPISTA"

Os compartimos texto original de Juan Manuel Jiménez Muñoz (Médico y escritor malagueño). Es una magnifica recopilación de duras verdades (que ademas sirven de denuncia) imprescindible para que los españoles sepan lo que le están haciendo a nuestra nación.

AQUÍ EL TEXTO ORIGINAL:

Lo siento, amigo lector. Sé que estás enredado en las compras navideñas, en instalar el Belén y el abeto, o en el desenlace del Mundial de Qatar. Siento joderte la fiesta, pero tengo muy malas noticias: desde hace exactamente tres días el Gobierno está dando un golpe de Estado. Supongo que te importará un carajo, que en tu devenir diario tienes (o crees tener) cosas más importantes entre manos (como pagar el recibo de la luz sin caer en la indigencia). No te lo reprocho. Pero, de aquí a nada, lloraremos lágrimas de sangre.

 

Toda la biografía del presidente Sánchez está cimentada en un conjunto de mentiras. Basó su campaña a la presidencia del Gobierno en cinco promesas concretas: (1) ser el adalid contra la corrupción; (2) no gobernar con Podemos; (3) no pactar nunca con Bildu; (3) hacer cumplir la sentencia del Tribunal Supremo contra los golpistas catalanes; (4) traer a Puigdemont a España para ponerlo a disposición de la Justicia y (5) tipificar el delito de referéndum ilegal. No ha cumplido ni una sola de sus promesas. Ha hecho exactamente lo contrario de aquello a lo que se comprometió, de aquello para lo que fue elegido por los españoles. Por no mencionar asuntos tales como entregar el Sahara a Marruecos y romper nuestra alianza del gas con Argelia sin dar explicación de ninguna clase, como un auténtico sátrapa. No hay antecedentes de un presidente del Gobierno que haya basado su presidencia en un listado de mentiras y en un listado de deslealtades. Sánchez no tiene legitimidad para hacer lo que está haciendo, porque nada de lo que hace se sometió a las urnas. En cambio, sí tenía legitimidad para hacer exactamente lo contrario.

 

El Gobierno nos tiene acostumbrados a semanas esperpénticas, pero el pasado viernes, en pleno puente de la Inmaculada, descubrimos que ya no hay límites para Sánchez y Podemos. Descubrimos que se deroga efectivamente el delito de sedición, y por lo tanto vamos a ser uno de los pocos países de la Unión Europea que se quede sin esta barrera para proteger al Estado. Descubrimos que se rebajan las penas del delito de malversación y, por tanto, gracias al incorruptible PSOE, ahora hay dos tipos de corrupción: la buena, que es la que le interesa al Partido Socialista (y a sus socios separatistas), y el resto. Y además, casi lo más grave de todo, descubrimos el descarado desmontaje de la separación de poderes del Estado y el fin de la independencia judicial: el Gobierno amenaza, literalmente, con meter en la cárcel a los jueces díscolos. Lo nunca visto.

 

En palabras pronunciadas ayer mismo por los indignados jueces del Consejo General del Poder Judicial, y de las que se hace eco la prensa española y extranjera, “estamos asistiendo al fin de la separación de poderes”, “el manoseo del Poder Judicial es espectacular”, “ESTO ES UN GOLPE DE ESTADO contra la Constitución”, “este es el momento más delicado de la democracia española desde el 23F”. Palabras muy duras pronunciadas por los jueces en época de villancicos, lotería, polvorones y fútbol. Palabras duras que, por desgracia, pasarán desapercibidas entre tantas luces navideñas y entre tanto escándalo que nos inmuniza. Palabras muy duras que recordaremos pronto. Pronto, sí.

 

Dentro de nada, si el Dios en quien no creo no lo remedia, tendremos una Confederación Cantonal de Repúblicas Ibéricas donde antaño estuvo España. Y la tendremos ante la mirada atónita de la inmensa mayoría de los españoles, que se preguntarán unos a otros: <<¿Cuándo demonios hemos votado esto? ¿Cuándo demonios se ha cambiado la Constitución? ¿Cuándo demonios dimos permiso a nuestros representantes políticos para este absoluto desmadre? ¿Cuándo demonios dimos permiso a Cataluña, a Navarra, al País Vasco, a Baleares, para que se separaran de España? ¿Cómo es que hay jueces condenados por no plegarse a las exigencias del Gobierno, mientras que los golpistas están todos indultados? ¿De qué manera sutil se ha convertido el Tribunal Constitucional en la sede del PSOE? ¿Cómo es que están en la calle los socialistas condenados por los ERE? ¿Quién es el hijo de perra que nos trajo esta ruina?>>.

 

¿Te asombras, lector? ¿Me tomas por loco? ¿Me tomas por alarmista? ¿Te preguntas cómo va a ser esto posible? Yo te lo diré, lector: igual que fue posible en Venezuela, en Rusia o en Nicaragua; apropiándose el Gobierno lentamente, con nocturnidad y alevosía, y con mucha vaselina, del Poder Judicial, del CNI, de los medios de comunicación, de una moribunda monarquía y de todos los resortes del Estado. En otras palabras: anulando los contrapesos del Gobierno tal y como ya ha anulado Sánchez los tradicionales contrapesos internos del Partido Socialista, un erial donde ahora sólo se convocan las Ejecutivas para aplaudir al líder y hacerle las debidas reverencias. O en otras palabras: convirtiendo un presidente democrático en un Caudillo Populista al estilo de Hugo Chávez, de Nicolás Maduro, de Daniel Ortega, de Pedro Castillo, de Vladimir Hijodeputin o de Pablo Iglesias Turrión. En un Caudillo Populista que, por cierto, ya ha expresado públicamente su máximo deseo de psicópata narcisista: “pasar a los libros de Historia” por desenterrar un cadáver. Manda huevos.

 

Si hay una imagen visual perfecta de lo que es un Caudillo Populista, tal vez sea la que publica esta misma mañana la prensa española. Dice la noticia:

 

<<Rebelión sindical en La Moncloa por el uso perverso de la normativa sobre el aire acondicionado: el Comité de Empresa de La Moncloa denuncia que, debido al decreto de ahorro energético, los trabajadores han de llevar abrigo y bufanda para soportar el frío, mientras en la “zona noble” del Palacio los políticos trabajan en mangas de camisa>>.

 

En eso, querido lector, consisten las dictaduras caudillistas cubana, argentina, rusa, venezolana, peruana, nicaragüense o norcoreana: mierda para el pueblo y oro para las élites. Economatos sin víveres para la población general, y caviar iraní para el Régimen. Calefacción para los líderes, y frío para los demás. Así de sencillo. Así de triste. No hay más misterio.

 

Varios amigos de toda la vida –que sé que me quieren bien– me aconsejan que deje de opinar en las redes sociales:

 

<<Este es un país cainita. Ten cuidado>>, dice uno. <<Sin querer, le haces el juego a la “derecha”>>, dice otro. <<No te vaya a ocurrir algo malo>> me advierte un tercero.

 

Llevan razón mis amigos. Pero precisamente por eso, porque me aconsejan no opinar, me veo en la obligación de opinar. Ellos, mis amigos, me sugieren que renuncie (aquí y ahora) a la libre expresión en base a un mal futurible que pudiese caer sobre mi cabeza. Pero no se dan cuenta mis amigos de que el futurible ya no es futurible: es actual, y se llama “acojonar al discrepante para acallar sus razones”. Y en todo caso, yo ya me he resignado a ser un saco de boxeo: gracias al Dios en quien no creo, soy perfectamente fusilable por ambos bandos. Cagoentóloquesemenea y mitad del cuarto más.

 

El mal ya no es futurible, amigos y amigas de las redes sociales. El mal ya está aquí. El mal se llama intolerancia, totalitarismo y guerracivilismo. El mal se llama ponerle a otro el sambenito de “fascista” o de “rojo asqueroso”. El mal se llama creer que nuestra bandera, la española, tan solo puede gustar a los “fachas”. El mal consiste en que te okupen la casa y tardes años en recuperarla. El mal se llama declarar “alertas antifascistas” y tomar la calle a la fuerza cuando ganan los adversarios. El mal se llama suprimir la Historia completa de España de los programas educativos. El mal se llama “rodear el Congreso” si no te gusta el resultado de las urnas. El mal se llama prohibir hablar en español en los colegios de Cataluña. El mal se llama apedrear los mítines del oponente político. El mal se llama tener sindicatos vendidos al Gobierno y al separatismo. El mal se llama decir que defiendes la sanidad pública mientras llevas a tus hijos a la Ruber. El mal se llama denominar a los escraches “jarabe democrático”. El mal se llama apoderarse lentamente de todo el aparato del Estado. El mal se llama indultar a los golpistas y aliarse con los filoetarras. El mal se llama que te expulsen del Congreso por decir que los filoetarras son filoetarras. El mal se llama sacar a los presos de ETA de la cárcel sin haber cumplido sus condenas y sin una pizca de arrepentimiento. El mal se llama amenazar a los jueces con la cárcel si no se pliegan a los deseos del Presidente del Gobierno. El mal se llama censura. El mal se llama que cualquier hombre sensato evite entrar a solas en un ascensor con una mujer desconocida. El mal se llama señalar y acosar desde el Gobierno a periodistas de prestigio (Vicente Vallés, Pablo Motos…) para callarles la boca. El mal se llama hacer pronto diputados a los delincuentes Junqueras y Puigdemont a mayor gloria del Partido Socialista. El mal se llama difamar al Fari (que en paz descanse) desde el Ministerio de Igualdad. El mal se llama afirmar que los jueces son «machistas e iletrados» cuando Podemos se equivoca al hacer las leyes. El mal se llama entregar el Sahara a los marroquíes porque te sale de los huevos. El mal se llama hacer un Código Penal a beneficio de los delincuentes. El mal se llama afirmar desde el Gobierno que los jueces son unos «fachas con toga», y que hay que sustituirlos por afines al Partido Socialista. El mal se llama tener a la población pasando frío mientras el Gobierno, en las habitaciones VIP del Palacio de La Moncloa, trabaja en mangas de camisa. Y el mal se llama, en resumidas cuentas, tener a un Presidente narcisista y mentiroso que, como Luis XIV (el Rey Sol), está convencido de que el Estado es Él. Él. Él. Él. Sólo Él.

 

Lo dicho, lector. Siento joderte la fiesta, pero la cosa está así. Y no olvides nunca lo siguiente: para que triunfe el mal, sólo hace falta que los buenos se inhiban.

 

Piensa, al menos, en qué lado de la trinchera te colocarás tú.

 

Firmado:

 

Juan Manuel Jiménez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.

 


 

 

 

¿Identificas a Pedro Sánchez Castejon con estos rasgos?

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 25 segundos

La triada oscura de la personalidad es un perfil conformado por tres aspectos que pueden considerarse como comportamientos desajustados socialmente o extremadamente egoístas y que implican el sufrimiento de los otros.

Veamos cuales son.

Maquiavelismo

Es la forma de adquirir y mantener el poder por medio de la manipulación,  tomando distintas formas: personas encantadoras que utilizan a los demás (carácter explotador) para conseguir lo que quieren, mediante la mentira, la estafa y haciendo trampas.

Suelen tener tácticas hostiles y engañosas, son auténticos estafadores emocionales.

El maquiavelismo se caracteriza por la manipulación y explotación de los demás, un desprecio cínico por la moralidad y un enfoque en el interés propio y el engaño.

Son insensibles, manipuladores, orientados a objetivos, con un verdadero comportamiento antisocial, mientras que tienen control en el comportamiento impulsivo.

Narcisismo

Es un instinto primario de supervivencia que tenemos todos los seres humanos.

Es un patrón de grandiosidad, de sentimientos de superioridad, necesidad total de tener la razón y una total falta de empatía. Todo tiene su origen en la baja autoestima y/o en fracturas emocionales de la más temprana infancia.

El narcisismo se caracteriza por la grandiosidad, el orgullo, el egoísmo y la falta de empatía.

Hay dos tipos diferentes de narcisistas:

  • El narcisista grandioso, dominante,  arrogante, exhibicionista y abusador de los que le rodean.
  • El narcisista vulnerable, que se caracteriza por ser autocrítico, tímido,  con grandes cambios de humor y una gran desconfianza en los demás.

En los narcisistas encontramos una constante búsqueda de atención y falta de empatía, y por eso son tan superficiales y no reconocen los efectos que tienen en los demás.
Están acostumbrados a utilizar a las personas como un medio para lograr un fin y, para ganar autoestima, presumen mucho. Creen que son mejores que los demás.

Psicopatía

Se caracteriza por un comportamiento antisocial continuo, impulsividad, egoísmo, insensibilidad y falta de remordimiento.

Los psicópatas son manipuladores, insensibles hacia los demás, tienen una gran propensión a saltarse las reglas, la falta de empatía es muy destacable, así como la impulsividad y la irresponsabilidad.

Tienen un gran encanto pero es superficial, igual que el afecto que muestran, tienen falta de remordimientos por el daño provocado con sus actos y falta de responsabilidad.

Los psicópatas son egoístas, mentirosos patológicos, no muestran vergüenza, siempre buscan emociones en sus actos, son grandes acosadores cuando algo o alguien les obsesiona y unos fanáticos del control.

Después de leer esto ¿ qué opinas del «representante gubernamental de España»?

No olvidemos: Asalto al Tribunal Constitucional por parte del Gobierno

Tiempo de lectura aprox: 39 segundos

El traidor y chulo de puticlub Pedro Sánchez Castejón , se ha lanzado al control de instituciones y organismos ajenos al poder ejecutivo sin ningún pudor.

Su última víctima en ese afán por dominar las estructuras del Estado ha sido el Tribunal Constitucional: por acuerdo PSOE y Podemos, se renovarán dos puestos para colocar a magistrados afines (entre ellos, el ex ministro de Justicia Juan Carlos Campo) sin respetar la mayoría de los tres quintos que se exige en las votaciones del CGPJ.

El del Tribunal Constitucional es el último de los casos.

El gran golpe del sanchismo al poder judicial.

Los dos socios de coalición han acordado modificar la mayoría de tres quintos necesaria en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para nombrar a sus candidatos al Constitucional, el mismo que tumbó, entre otros asuntos, sus decretos del estado de alarma.

De esta forma el trailero de Sánchez sentará en el Constitucional a dos afines:

– Un ex ministro de Justicia, Campo, que defenderá desde la Corte de Garantías algunas de las polémicas leyes del sanchismo que llevan su misma firma.

– Una ex alto cargo de Moncloa próxima a los postulados independentistas, Laura Díez.

Fuente: Okdiario

No olvidemos: el Gobierno controla la fiscalía

Tiempo de lectura aprox: 51 segundos

El autócrata dictador y sinvergüenza de Pedro Sánchez, se ha fijado como objetivo (entre otros) el control de instituciones y organismos ajenos al poder ejecutivo sin límite alguno.

Uno de ellos ha sido:

La Fiscalía«¿De quién depende la Fiscalía? Pues eso».

Pedro Sánchez el Traidor

Así respondía/presumía abiertamente en una entrevista en la radio pública de su control directo sobre la Fiscalía General del Estado, un organismo en el que en 2020 sentó al frente a su ex ministra de Justicia, Dolores Delgado.

La figura de Delgado ya no sólo levantó suspicacias por el hecho de representar una puerta giratoria entre los poderes ejecutivo y judicial. La ex ministra fue, además, candidata del PSOE en la misma lista que encabezaba Sánchez -fue su número 5-.

Hizo campaña, participó en mítines… y unas semanas más tarde se puso al frente de una Fiscalía que, entre muchas otras decisiones beneficiosas para Sánchez, se opuso  a que se investigaran los contratos de material firmados por el Gobierno durante la pandemia de coronavirus.

En la Fiscalía, además se impuso a partir de entonces una política de castigo hacia aquellos fiscales incómodos para el Gobierno.

Los cuatro fiscales de Sala del Supremo que vieron rebelión en los delitos de los golpistas del 1-O han quedado apartados no se les asignan casos de relevancia y su carrera se ha estancado: no les han designado, pese a su experiencia y currículum, para ninguno de los ascensos y promociones a los que han aplicado.

Fuente: Okdiario

Así ultimaron PSOE y Podemos el Asalto Institucional al Constitucional

Tiempo de lectura aprox: 30 segundos

CGPJ

PSOE y Unidas Podemos han presentado la enmienda para reformar la Ley Orgánica 6/1985 del Poder Judicial para cambiar la mayoría de tres quintos necesaria en el CGPJ para elegir a los dos magistrados del TC bajo amenaza de cárcel.

Esta cambia a su vez la Ley Orgánica 2/1979 del Constitucional para que si transcurrido el mandato de los magistrados propuestos por el CGPJ y por el Gobierno, «uno de estos dos órganos no hubiera realizado su propuesta, se procederá a la renovación de los magistrados designados por el órgano que haya cumplido con su deber constitucional».

Esto, y a expensas de los recursos de inconstitucionalidad que PP y VOX han anunciado de forma urgente, convierte en la práctica a España en una Dictadura Socialista, y no en un mero régimen electoral-partitocrático.

Un sistema dictatorial, por tanto, faculta a la disidencia a fórmulas con límites morales más amplios y efectivos…

Fuente: Alvise