Se llama Larry Fink, es estadounidense, profesa el judaísmo y es el presidente y CEO de BlackRock.
Además, según los estatutos de la empresa, es el ejecutivo que mantiene una mayor cantidad de acciones.
Aunque su participación no supera el 1% de la compañía, sí es suficiente para catapultarlo al listado de los hombres más ricos de Forbes, con un patrimonio valorado en 1,000 millones de dólares.
Fink, junto con otros siete socios, fundó BlackRock en 1988.
Es uno de los responsables del éxito de la empresa, ya que la ha dirigido hasta convertirse en el líder mundial en soluciones de inversión.
Según el sitio de la organización, Larry Fink estudió una licenciatura en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés. Además de un MBA en la misma institución.
Os detallamos los 4 objetivos principales de los incendios que se están provocando por todo el mundo con armas de energia dirigida (DEW)
1. Hacer creer a la gente que el Cambio Climático es real, catastrófico, devastador y que exige adoptar medidas draconianas (liberticidas) similares a las del Covid.
2. Borrar del mapa grandes extensiones de terreno dedicadas al cultivo, con lo que, a la postre, se provocarían hambrunas.
3. Instalar en los terrenos calcinados parques energéticos «verdes», es decir, hacer negocios multimillonarios.
4. Forzar a la gente a abandonar las zonas rurales para que emigren a las grandes ciudades, donde podrán ser mejor controlados (ciudades de 15 minutos)
ESTO ES LA AGENDA 2030. ESTO ES EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.
La canción “Libre” de Nino Bravo está inspirada en la historia de Peter Fechter, un joven de poco más de 18 años, “casi veinte años”, que fue el primer alemán que intentó saltar en 1962 el recién estrenado muro de Berlín. (Al final tenéis el vídeo)
Llegó al muro acompañado de un amigo, Helmut Kubelik, que por suerte si llegó rebasarlo, pero Peter, una vez que “extendió sus alas” y se encaramó al mismo, recibió el alto de los soldados soviéticos pero, como dice la canción, “marchaba tan feliz que no escuchó la voz que le llamó” y de esta manera, al no ser atendido el alto, dispararon sobre él varios disparos y cayó del muro en lo que se denominaba “zona de nadie”.
Allí quedó tendido a la vista de todo el mundo, ciudadanos, periodistas y militares, pidiendo auxilio mientras se desangraba a borbotones, sin poder moverse por la seriedad de las heridas, y sin nadie que se atreviera a recogerlo.
Los occidentales tenían miedo de recibir disparos en aquella nueva situación y tan solo se atrevieron a lanzarle un botiquín, que de nada sirvió a un Peter Fechter casi moribundo y a cada minuto con menos vida.
Los rusos a los que pertenecía la zona muerta aguardaron unos interminables 50 minutos de agonía del joven hasta que procedieron a recogerlo, momento que queda recogido en la foto que acompaña el texto.
El pueblo berlinés que presenciaba la escena gritaba a ambos bandos que remediaran la muerte de aquel joven, pero nadie hizo nada, incluso las fuerzas occidentales impidieron que ningún civil acudiera a ayudarlo.
Al final, en el lugar del suceso solo quedaron flores que fueron lanzadas por los indignados berlineses.
No sería el último en morir en el muro, aun vendrían 260 más.
El último fallecido de esta larga lista fue Chris Gueffroy, en 1989, que curiosamente tenía también veinte años.