Es un plan de control político, económico y social al que se han adherido los países miembros de la ONU y organizaciones de todo tipo.
Sin tu voto, repetimos: sin tu voto.
¿Su fin último?
instaurar el Nuevo Orden Mundial, estableciendo un gobierno global supranacional, controlado por una élite, en el que la libertad, la seguridad y los derechos de las personas estarán supeditados a las necesidades y caprichos de los que ostenten el poder.
La maldita Agenda fue adoptada en la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015, bajo la resolución “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
Es un plan progresivo de 15 años en el que poder deconstruir todas las estructuras políticas, económicas y sociales actuales y transformarlas en un arma de control y sometimiento de las personas en todo el mundo, y en especial, en occidente.
Los recursos naturales terrestres tienen un valor incalculable, especialmente para proveer de alimento y salud a las personas.
Sólo los bosques son fuente de sustento para casi una de cada cinco personas que habitan en la Tierra.
Hemos hablado del papel fundamental de la agricultura en la alimentación mundial, por lo que nos podemos hacer una idea clara de la importancia que la gestión de estos recursos esté en buenas manos y la dependencia que puede crear si no lo están.
Estos motivos suponen un reto estratégico en el plan de gobernanza ambiental a nivel mundial que nos quieren imponer.
Bajo la excusa de conservar y utilizar de forma sostenible la diversidad biológica y los ecosistemas, se arrogarán el derecho y la responsabilidad de gestionar estos recursos de forma global y limitar su uso y disfrute a solo unos pocos.
Uno de los sectores que más lo acusarán será el del turismo:
Si venimos de unas décadas en las que asistimos a la «democratización» del turismo, con viajes low-cost a casi cualquier lugar del planeta y opciones asequibles de movilidad y disfrute vacacional para todos, ahora veremos el efecto contrario, con restricciones al uso del avión, tasas por visitar y pernoctar en las ciudades, subida de precios en todos los servicios, limitaciones de aforos y una premisa general de devolver el lujo de poder viajar a los más ricos, que podrán seguir utilizando sus aviones privados sin mayores dificultades, a pesar de la «catastrófica crisis climática».
¿Cómo lo están haciendo?
– Suscribiendo pactos públicos-privados en organismos supranacionales para promover la gobernanza ambiental global y arrogarse el derecho de usar y limitar el disfrute de los recursos naturales.
– Estableciendo cuotas máximas de visitantes anuales, limitando el número de camas de hotel disponibles, poniendo restricciones a las opciones de turismo económico como el alquiler vacacional de pisos de particulares, establecerán «tasas verdes» para turistas, limitarán el acceso a ciertos atractivos turísticos, etc.
– Al haber una menor oferta turística subirán los precios de todos los servicios para establecer barreras de entrada económicas más altas y expulsar a los visitantes de menores recursos económicos, bajo el pretexto de ofrecer «un turismo de calidad y menos masificado».
– Restringirán por ley los vuelos nacionales, obligando a desplazarse en tren y limitarán por oferta y precio las opciones de vuelos internacionales, reduciendo el número de operadores y
Los océanos son una de las fuentes de recursos más grandes y potencialmente más ricas que tenemos en el planeta.
Sus recursos conocidos y su industria potencial actual es equivalente al 5% anual del PIB mundial.
Son una fuente de trabajo y alimento para casi la mitad de la población mundial, lo que implica que es un recurso estratégico fundamental en el plan de dominación mundial.
Controlar y explotar estos recursos de forma exclusiva y limitar su gestión bajo la excusa de su protección y salvaguarda, significa poner en unas pocas manos un poder muy grande. Manos que ya han demostrado en infinidad de veces que se mueven por codicia y no por el bien común.
Aunque pueda parecer que lo que pase en los océanos no nos afecte directamente, la verdad es que su explotación impactará en nuestro futuro, tendrá un efecto en nuestra comida, en la energía, en la biodiversidad y en las extinciones de las especies.
¿Cómo lo están haciendo?
– Quitando subvenciones a la pesca e imponiendo severas restricciones medioambientales para desincentivar las iniciativas particulares, igual que con la agricultura, y echar del mercado o adquirir a los pequeños productores marinos.
– Promoviendo la «gobernanza internacional» de los recursos marinos, cambiando la legislación sobre la gestión de las aguas internacionales.
– Sensibilizando a la población con campañas mediáticas y contenidos audiovisuales que favorezcan «la protección de los océanos» a cambio de monopolizar su gestión y explotación.
“Acción por el clima/lucha por el cambio climático”
La geoingeniería climática es la manipulación tecnológica deliberada de los sistemas naturales para influir en las condiciones climáticas y naturales del planeta, con la excusa de combatir el cambio climático.
Ecologistas en Acción:
«la geoingeniería incluye tecnologías tan descabelladas como la cobertura de grandes extensiones de desiertos con plásticos reflectantes; megaplantaciones de cultivos transgénicos con hojas reflectantes; almacenamiento de CO2 comprimido en minas abandonadas y pozos petroleros; inyección de aerosoles de sulfatos (u otros materiales, como el óxido de aluminio) en la estratosfera para bloquear la luz del sol y blanqueamiento de las nubes para reflejarla; desvío de corrientes oceánicas; fertilización de los océanos con nanopartículas de hierro para incrementar el fitoplancton y, así, capturar CO2; enterrar enormes cantidades de carbón vegetal (biochar) para eliminar CO2; etc.»
Estas ideas esconden un interés real por controlar los elementos meteorológicos y el desarrollo natural del planeta, pudiendo modificar, por ejemplo, en qué zonas llueve y dónde hay sequía, alterando la temperatura del planeta, las corrientes marinas, qué sustratos hay en la tierra, la calidad y cantidad de los cultivos, alterando los ecosistemas, destruyendo el equilibrio natural entre especies, afectando a la calidad del aire y muchísimas otras consecuencias imprevisibles e incalculables.
Para que un plan así pudiera tener éxito sería necesaria una colaboración permanente entre todos los países de mundo, algo que solo podría realizarse, de nuevo, mediante organismos supranacionales que gestionen o controlen sin obstáculos legales los medios necesarios para implementar estas tecnologías.
Como ya hemos visto en otros puntos, no tienen reparos para jugar a ser Dios, modificando genéticamente las plantas, los animales e incluso al ser humano, tampoco los tendrán para intentar controlar o destruir Su creación.
Si algo de esto funcionara, su efecto no tendría por qué ser la detención del cambio climático, sino que podrían incluso acelerarlo o utilizarlo como arma contra países o regiones concretas, que no se plieguen a sus intereses.
Si no funcionara podrían poner a todo el planeta en una situación de peligro absoluto o podrían perjudicar gravemente la vida de las personas y ecosistemas sobre los que realicen las pruebas.
“Su peligrosidad sería equivalente a las armas químicas, las armas biológicas o las pruebas nucleares.”
¿Cómo lo están haciendo?
– Probando y experimentando en zonas pobres los efectos de estas tecnologías.
– Permitiendo que empresas privadas puedan hacer estos experimentos y aprovecharlos para enriquecerse.
– Creando alianzas supranacionales para tomar decisiones que afecten a todos los habitantes del planeta.
– Exagerando los efectos del cambio climático y creando un ambiente mediático preapocalíptico para obtener una aprobación social de estos experimentos.
La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la salud humana. Poder controlar lo que comen la mayoría de seres humanos y tener un acceso tan directo a su salud es una tentación y un peligro muy grande.
Para ello es fundamental reducir el número de granjas e instalaciones agrícolas, quitando subvenciones, imponiendo criterios medioambientales y sostenibles que no sean económicamente rentables para agricultores y ganaderos.
Una vez conseguido esto:
– primero controlarán la mayoría de tierras agrícolas y ganaderas.
– después establecerán cultivos de productos modificados genéticamente, con el pretexto de que serán resistentes a las sequías, a las plagas y al cambio climático.
– acto seguido promoverán la alimentación a base de insectos, argumentando que somos demasiado exquisitos y que en muchas partes del mundo se comen desde hace siglos e incluso son considerados como manjares.
– posteriormente la producción de alimentos será completamente artificial, para fomentar una alimentación «libre de maltrato animal». De esta forma se producirán sustancias parecidas en cuanto a textura, color y sabor a la leche, los huevos, la carne o el pescado, e incluso utilizarán ese mismo nombre. «Alimentos» artificiales y desagradables, que sin duda tendrán un impacto negativo en la salud de millones de personas
Sirviéndose del miedo y del peligro que supone el omnipresente cambio climático, junto a una crisis alimentaria que provocarán artificialmente, este plan será la única solución para la supervivencia de la humanidad en un planeta superpoblado.
Para la gente corriente, comer alimentos procedentes de animales será un crimen social y medioambiental; un lujo reservado únicamente para ricos y poderosos.
Dentro de lo que consideran «producción y consumo responsables» entrará también el consumo de agua reciclada, las restricciones y los cortes de suministro de energía (electricidad, gas,…), las prohibiciones al uso del vehículo privado, las restricciones a viajar en avión, al turismo, etc.
¿Cómo es posible que las personas acepten todo esto
Nos lo desvelan en la meta 12.8, a través de una campaña masiva de propaganda en medios de comunicación que prepare las mentes ciudadanas para vivir en pobreza: «De aquí a 2030, asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza«.
¿Cómo lo están haciendo?
– Comprando o expropiando terrenos de ganadería y agricultura para dedicarlos a poner placas solares y molinos de viento.
– Promoviendo legislaciones cada vez más estrictas, que aumenten los costes productivos agrícolas, desincentiven las profesiones agrícolas y obliguen a cerrar un gran número de granjas.
– Concentrando las tierras cultivables cada vez en menos manos.
– Generando artificialmente una escasez de alimentos que suponga una amenaza a medio plazo si no se toman medidas urgentes.
– Proponiendo como solución la generación de cultivos eficientes gestionados por robots e inteligencia artificial.
– Introduciendo y normalizando el consumo de insectos entre la población. Primero en forma de harinas y complementos y posteriormente como producto terminados, con la ayuda de los medios de información, que comunicarán las bondades de esta alimentación.
Es la primera película italiana sobre los atentados que hace cinco años cambiaron el curso de la historia.
Ya sea por las guerras provocadas – cuyas repercusiones a nivel global son actualmente desmedidas – ya sea por el precio casi duplicado de la gasolina que todos consumimos a diario, no hay aspecto de nuestra vidas cotidianas que no esté siendo influido, aunque de manera tangencial, por aquellos hechos.
En consecuencia, dado que se trata de un problema que nos afecta a todos y en igual medida, es sumamente importante enfrentar este tema con seriedad y responsabilidad, evitando dividirnos en bandos contrapuestos que sólo conllevan a separaciones dañinas.
En el gran revuelo mediático que se está generando sobre el 11 de septiembre, esta película-encuesta intenta aclarar la situación diferenciando las acusaciones ridículas de las verdaderas responsabilidades no asumidas, en el intento de evitar que debido a la inconsistencia de las primeras, se oculten las segundas. Y lo hace adscribiéndose rigurosamente a hechos documentados y fácilmente verificables por todos nosotros.
No existe la “teoría del complot”, sólo existen respuestas poco claras de parte de los gobiernos. Nosotros sólo queremos aclaraciones.