No vayas más allá de tu objetivo original: triunfar, aprender a cuándo detenerte.
El momento del triunfo es a menudo el momento de mayor peligro.
En el fragor de la victoria, la arrogancia y un exceso de confianza en tus fuerzas pueden llegar a impulsarte más allá de la meta que te habís propuesto en un principio, y al ir demasiado lejos, serán más los enemigos que te crearán que los que logres vencer.
No permitas que el éxito se te suba a la cabeza.
No hay nada como la estrategia y la planificación cuidadosa.
Fíjate un objetivo y, cuando lo alcances, detente.
Siempre es peligroso mostrarse superior a los demás, pero lo más peligroso de todo es parecer libre de toda falla o debilidad.
La envidia genera enemigos silenciosos. Lo inteligente es poner de manifiesto, de vez en cuando, tus defectos y admitir vicios inofensivos, a fin de desviar la envidia y parecer más humano y accesible.
Sólo los dioses y los muertos pueden parecer perfectos impunemente.
El espejo refleja la realidad pero también es el arma perfecta para el engaño: cuando te reflejas en tus enemigos, haciendo exactamente lo que hacen ellos, tus rivales no lograrán deducir tu estrategia.
El efecto espejo los burla y humilla, lo cual los lleva a reaccionar en forma desmedida. Al poner un espejo frente a su psique, los seduces con la ilusión de que compartes sus valores.
Al reflejar sus acciones en un espejo, les enseñas una lección.
Son muy pocos los que pueden resistirse al poder del efecto espejo.
La coerción provoca una reacción que, con el tiempo, puede actuar contra tí.
Es necesario lograr, mediante maniobras de seducción, que los demás se muevan en la dirección que deseas.
Una vez seducida, la persona se convierte en tu leal servidor. Y la forma más eficaz de seducir a alguien, consiste en manejar con habilidad las flaquezas y la psicología del individuo.
Debilita la resistencia del otro a través de la manipulación de sus emociones, jugando con lo que el ama y valora, o lo que teme.
Si ignoras el corazón y la mente de los demás, terminarán odiándote.