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Ley n° 20 del poder : No te comprometas con nadie

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No te comprometas con nadie (Ley n° 20 del poder)

Sólo los tontos se apresuran siempre a tomar partido.

No comprometas ninguna posición con ninguna causa, salvo con la tuya propia.

El hecho de mantener tu independencia te convierte en el amo de los demás.

Obtén beneficios oponiendo a las personas entre sí.

Ley n° 19 del poder : No ofendas a la persona equivocada

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No ofendas a la persona equivocada (Ley n° 19 del poder)

En el mundo hay muchas clases de personas diferentes, y no puedes suponer que todos reaccionarán de la misma manera frente a tus estrategias.

Hay ciertas personas que, si las manipulas o engañas, pasarán el resto de su vida procurando vengarse. Serán, desde el momento de la ofensa, lobos con piel de oveja.

Elige con cuidado a tus victimas y a tus contrincantes, y nunca ofendas o engañes a la persona equivocada.

Ley n° 18 del poder : No construyas fortalezas para protegerte, el aislamiento es peligroso

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No construyas fortalezas para protegerte: El aislamiento es peligroso (Ley n° 18 del poder)

El mundo es un sitio peligroso y los enemigos acechan por doquier; todos necesitan protegerse.

Una fortaleza se presenta como la alternativa más segura, pero el aislamiento la expone más que protegerla de los peligros que la rodean, ya que la aisla de información valiosa y la destaca como un blanco difícil para los demás.

Es mucho más seguro circular, mezclarse entre la gente y buscar aliados. La multitud te protege de tus enemigos.

Ley n° 17 del poder : Mantén el suspense, maneja el arte de lo impredecible

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Mantén el suspense,  maneja el arte de lo impredecible (Ley n° 17 del poder)

El ser humano es hijo del hábito y tiene una necesidad insaciable de sentirse familiarizado con las actitudes de quienes lo rodean.

Si te muestras predecible, confieres a los demás la sensación de tener cierto control sobre ti. Invierte los papeles: muéstrate deliberadamente impredecible.

Las actitudes que en apariencia carecen de coherencia o propósito desconcertarán a los demás, que se agotarán tratando de explicarse tus movimientos y acciones.

Llevada a un extremo, esta estrategia puede intimidar y aterrorizar.